Como descendiente del ilustre don Abraham Senior he tomado la responsabilidad de escribir sobre su apasionante vida. Hay muchos claroscuros en su larga trayectoria y voy a tratar de comentar y analizar algunos de sus hechos. En esta primera entrega sólo voy a compartir lo que escuetamente publica Wikipedia. En las entregas sucesivas voy a brindar más detalles de su prolífica existencia. No pretendo que esto sea solamente una entrega sin retorno, estaré muy complacido de recibir sus comentarios, sugerencias y críticas. La imagen que se adjunta pertenece a un actor que encarna a don Abraham en la serie española Isabel. Les recomiendo verla con atención. Un cordial saludo.
Abraham Senior, Abraham Senneor o Abraham Seneor (Segovia, c. 1412 - c. 1493)
fue un rabino, banquero y político judeo-español, alto cargo de
la hacienda castellana (almojarife mayor de
Castilla o administrador real), que en 1492 se convirtió al cristianismo, con el nombre
de Ferrán, Fernán o Fernando Pérez Coronel o Fernando
Núñez Coronel y fundando un linaje noble, el de los Coronel.
La familia Senior, Senneor o Seneor y su entorno conformaron un
importante grupo financiero que desde los años 1460 consiguió arrendar las
principales rentas fiscales de la Corona de Castilla, negocio en el que permanecieron durante el resto
del siglo. También intervinieron en política, apoyando a lo que algunas
fuentes denominan un partido burgués, defensor de los intereses de
las ciudades artesanas del centro de Castilla, gobernadas por un patriciado urbano proveniente
de la baja nobleza y la burguesía (como la propia Segovia). En ese grupo
destacaba la presencia de un buen número de relaciones personales de Abraham
Senior: su pariente Andrés Cabrera (mayordomo del rey Enrique IV de Castilla), la esposa de Andrés, Beatriz de Bobadilla (dama de la entonces princesa Isabel), y Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de Cuentas, al que el infante Alfonso había confiado la fundación de una fábrica de
moneda en Medina del Campo (ciudad enriquecida gracias a las ferias). Una de
las consecuencias de la actividad de este partido fue la
creación de la Santa Hermandad (1476),
promovida por Quintanilla, de la que Abraham Senior llegó a ser tesorero en
1488.
Cortesano de Isabel la Católica
Su posición en la corte era tan importante, que no se limitaba a sus
funciones de recaudador mayor del reino: en 1469 intervino de forma decisiva en
las negociaciones para el matrimonio de los Reyes Católicos, en 1473 en la reconciliación entre Isabel y su
hermanastro Enrique IV, y en 1474 en la entrega del Alcázar de Segovia (cuyo alcaide era Andrés Cabrera). Alcanzó un
alto nivel de confianza de Isabel, quien, ya reina, en gratitud por sus
importantes servicios, le dotó con una pensión vitalicia de 100 000 maravedíes,
confirmada en 1480 a instancias del confesor real Hernando de Talavera. Fue nombrado juez supremo de la aljama (comunidad
judía) de Segovia (donde tuvo enfrentamientos con conversos y
sus familiares judíos) y "rab do la corte" ("rabí" o
"rabino mayor de
Castilla"); cargo para el que, como muchos de sus predecesores, carecía de
cualificaciones apropiadas desde el punto de vista de la ortodoxia religiosa
del judaísmo. Era tan
respetado por las altas instancias, que las Cortes de
Toledo de 1480 le
obsequiaron con 50 000 maravedíes procedentes de las rentas recaudadas por él
mismo. En la recaudación de impuestos estaba asociado con Isaac Abravanel, del que
se hizo íntimo amigo tras haberle tomado bajo su protección al verse forzado
Abravanel a abandonar Portugal en 1483. En la Guerra de Granada ambos
desempeñaron un valioso papel financiero, y Abraham ocupó el cargo de factor-general. Ambos también realizaron gestiones, inicialmente
infructuosas, a favor del proyecto de expedición
transatlántica de Cristóbal Colón.
Intervino activamente en apoyo de la causa de la comunidad judía,
sometida a una presión cada vez mayor. Gracias a sus esfuerzos, se logró
recaudar entre las aljamas castellanas una gran suma para permitir a los judíos
capturados en la toma de Málaga la continuidad en el ejercicio de su
religión. En esa ocasión se le acusó de haber vendido las joyas de las mujeres
cautivas para añadir esa suma al rescate. Tras conseguir demorar la decisión,
largamente considerada por los reyes, de expulsar a los judíos de España y a la
vista de la definitiva publicación del Edicto de Granada (31
de marzo de 1492),
Abraham Senior e Isaac Abravanel solicitaron la derogación del edicto a cambio
de grandes sumas de dinero, o alguna causa para ser excluidos. Ante la
negativa de la reina, Senior (un anciano de 80 años) optó por la conversión,
mientras su amigo Abravanel (de 65) eligió conservar su religión y partió
hacia Nápoles.
De la conversión de Abraham Senior se esperaba gran repercusión y
respondía a la estrategia política de los Reyes Católicos, por lo que fue
cuidadosamente escenificada, publicitada y rodeada de toda clase de
solemnidades, en una ceremonia que tuvo lugar el 15 de junio de 1492 en
el monasterio de Guadalupe, siendo los padrinos del bautizo ambos reyes, y el
oficiante el primado de España. A partir de entonces llevó el nombre cristiano de
su padrino, Fernando (Ferrán o Ferrad), y los apellidos Pérez Coronel o Núñez
Coronel (escogido por estar extinto un linaje noble con el apellido de Coronel,
aunque hay quien lo interpreta como un mensaje criptojudío),
junto con el reconocimiento regio de Hidalguía de solar conocido, un
hecho excepcional. Con Senior fue bautizada toda su familia, entre los que se
encontraba su yerno (o según otras fuentes su cuñado o su suegro) el rabino y
recaudador de impuestos Meir, Meír o Mayr Malamed. Tras la conversión,
cuya sinceridad fue objeto de debate, ocupó a los pocos días los cargos
de regidor de Segovia, miembro del Consejo Real y contador mayor del príncipe don Juan. Durante la expulsión siguió manteniendo un
papel financiero clave en las relaciones con la comunidad judía que debía
abandonar España cumpliendo una legislación económica muy restrictiva; de modo
que en los siguientes años la familia Coronel reclamó y obtuvo de los reyes el
cobro de sustanciales cantidades que tenían su origen en estas operaciones (quiebras
de judíos).
Los
Coronel siguieron siendo una de las más destacadas familias de Segovia en el
siglo XVI. En 1493, los hijos de Abraham/Fernando, Juan Pérez Coronel e Íñigo López Coronel, heredaron su posición en la asociación
comercial con Luis de Alcalá y Mayr/Fernán. Íñigo
también fue regidor de Segovia, y en el levantamiento de las Comunidades fue tesorero de
los sublevados. Una hija de éste, María Coronel, se había casado en
1510 con Juan Bravo, el futuro líder
comunero segoviano.
Un Pedro Fernández Coronel, probablemente hijo de Fernán Núñez
Coronel, participó en el segundo
viaje de Colón,
que se refiere a él en términos elogiosos, y le nombró Alguacil Mayor de estas Indias (con
sueldo de 15.000 maravedís al año). De vuelta a España, actuó como uno de los
padrinos en la ceremonia de bautismo de los primeros indígenas americanos,
dando su nombre al indio Pedro (29 de julio de 1496, curiosamente, en el mismo
monasterio de Guadalupe donde fue bautizado él mismo unos años antes). La casa
de Abraham Senior en Segovia, en la Judería o barrio de los Coronel,
que albergaba incluso una sinagoga-oratorio, fue convertida en convento
de franciscanos en 1902, y
acoge actualmente el Centro Didáctico de la Judería. En el Monasterio de El
Parral todavía
se conserva la capilla del Calvario, de la familia Coronel, con las
tumbas de Abraham/Fernando, de su hermano Pablo Coronel (secretario
del cardenal Cisneros y catedrático
de hebreo de la Universidad de Alcalá, donde intervino en la Biblia
Políglota Complutense)
y de su nieta, María Coronel. Otros miembros destacados de la familia Coronel
fueron Luis Núñez Coronel (sobrino de Abraham, teólogo,
catedrático de la Sorbona, secretario de Alonso
de Fonseca y
amigo de Erasmo de Rotterdam) y Pablo Núñez Coronel (catedrático de la Sorbona y rector
del Colegio Montagut, donde también conoce a Erasmo). Vecino de
los Coronel, y también cristiano nuevo, fue el destacado médico Andrés Laguna.
La
fama de los Coronel era tan extendida, que, ya en el siglo XVII, Francisco de Quevedo utiliza su
apellido (con las connotaciones obvias para los advertidos lectores de la
época) en un personaje de El Buscón: Diego Coronel,
estudiante noble al servicio del que entra el protagonista, y con quien sufre
sus famosas desventuras universitarias.
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